3/9/07

Así no hay quien viva


En el exterior sonaban los pasos ajenos. Esa tarde. Como otra tarde. En el interior la casa había quedado muy en silencio, disimulando los nervios por una llegada tantas veces anunciada y siempre postergada por una llamada de teléfono. Como esa tarde. Como otra tarde. De vez en cuando crujía algún mueble o el viento cuchicheaba entre los cristales y las persianas. Aún estaban echadas desde la hora de la siesta, últimamente, era necesario aposentar los pensamientos en el olvido del sueño. Te decía que, últimamente también, la siesta se había convertido en un sentir apático y apesadumbrado que no desaparecía hasta más allá de las ocho. Tú llegarías sobre las nueve y media. Si no nos daban las diez.

3 comentarios:

Luis F. dijo...

Hola Iris, como vivienda parece una ruina, aunque a veces el exterior engaña. Como foto tiene mucha fuerza, me gusta.

Ratzfatz dijo...

Excelente ... la foto y la historia en tu "my space"!
Saludos

Osselin dijo...

Me recuerda a los pintores flamencos del XVII